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La dulce espera con nuestros peludos

La dulce espera con nuestros peludos


Cada vez más, cuando nos consolidamos como pareja, antes de tener hijos decidimos ampliar primero la familia con un hijo no congénito.

Nuestros peludos! Gatos o perros. Cada vez hay más familias que disfrutan con un compañero peludo de este viaje que se llama vida. Las parejas en cierta forma ponen a prueba su capacidad de tener compromiso, de educar, etc. El pequeño peludo es el rey de la casa… hasta que… llega el primogénito.

No estamos hablando de abandono, ni de dejar de querer al peludito. Ni mucho menos. Pero cuando un bebé llega a casa, hay cambios. Para todos. Y los peludos lo notan. En realidad es muy similar al sentimiento de un primogénito cuando llega un hermanito o hermanita. En cierta forma hay celos, porqué ya no le dedicas la atención que le podías dedicar antes cuando te dedicabas a él de forma exclusiva.

Ya sólo en el embarazo, nuestro Shadow ya notó muchos cambios. El primer trimestre yo me encontré muy mal con muchas náuseas así que el peque tuvo que acostumbrarse a paseos más cortos, o esperar a que papi lo pasee. En ese momento me di cuenta que teníamos que empezar a prepararle para lo que venía porqué, los cambios eran inevitables. Cuando llegase el bebé, no habría tanto tiempo para paseos, no habría tanto tiempo para jugar a pelota… así que nos pusimos manos a la obra.

Dicen que ellos escuchan el corazón del bebé sólo de colocar la cabeza en la barriguita. Y lo cierto es que a medida que nuestra princesa iba creciendo, a él le daba pánico poner su cabeza al lado de la barriga . Algo que solía hacer muy a menudo antes de estarlo.
Desde el primer momento empezamos a hablarle del bebé. No estoy muy segura que lo entendiese, pero lo que sí que tengo claro es que él veía muchos cambios. Cambios en las habitaciones. “Trastos” que entraban nuevos. Le dejábamos explorar todo lo que llegaba, pero empezamos a marcar los límites que nosotros deseábamos que el conservase. Esto se puede aplicar a vuestra situación. Si no queréis que el peludo se acerque a la cuna, hay que empezar a educarlo en esta dirección antes que llegue el bebé. Porque, cuando llegue, no habrá tiempo para él. Hay que dedicárselo ahora. Al hacerlo antes también es positivo porqué así él no lo ve como una consecuencia de la llegada del bebé, sino que él ya sabe que a ésta zona, ésta habitación o éste mueble él no puede entrar. Y resulta, que ahora, el bebé duerme allí. Es mucho mejor esto que tener la sensación que tu podías estar a tus anchas dónde querías y que debido a la llegada del nuevo bebé ahora no puede hacer nada.

Los paseos, por naturaleza, se acortaron. Él tuvo que acostumbrarse a paseos más cortos. Luego, en realidad no fue así porqué de echo acabó paseando más que cuando nosotros trabajábamos. A media mañana y media tarde yo salía siempre con ambos, con mi peque porteada y él caminando con nosotros. Pero, como no sabíamos cómo iba a ser (como padres primerizos que éramos), lo preparamos para que estuviese acostumbrado a paseos más rápidos.

Lo que más sufrió nuestro peludo, fue los horarios del nuevo bebé y los cólicos. El pobre hacía los mismos horarios que yo. Se levantaba a cada toma, se ponía a tu lado… pobrecito acostumbrado a dormir tanto llega la princesa y aquí no hay quien duerma… nunca! Pero para esto, no hay quien los prepare. Esto se lo encuentran con la llegada. Si ellos duermen en una zona separada del movimiento, tal vez se ahorran esta parte. En nuestro caso, no fue posible.

Lo que más me apenaba a mi (a momentos) era verlo volver a ponerme la cabecita en las piernas y mirarme con esos ojitos de: mami, te echo de menos. Pero con lo ocupados que estábamos con la lactancia, los cólicos… es cierto que yo no tenía mucho tiempo para dedicar al perrito. Pero estos momentos son así. El papi tuvo que hacerse cargo de él mucho más de lo que hacía y poco a poco, a menudo que la princesa ha ido creciendo hemos podido recuperar el equilibrio.

Para mí, lo más importante era educar a nuestro peludo en el respeto. He escuchado tantas historias de perros que muerden a bebés por celos que me daba pánico que esto pudiese pasar. Por suerte, nuestro Shadow se lo tomó muy bien y ahora son inseparables. Nuestra hija, al primero por el que pregunta cuando volvemos a casa es por Shadow. Y él, cuando llegamos, la primera que saluda es ella. Sin embargo, he tenido siempre muy claro que jamás he dejado a los dos solos. Por si a caso. Ya lo haremos cuando sean mayores porqué confío plenamente en Shadow. Pero a veces puede no ser ni su culpa. Jugando le puede hacer daño. Y por eso creo que como mínimo el primer año tienen que estar juntos , pero siempre bajo supervisión.
Y ésta fue nuestra experiencia. Si quieres compartir tu experiencia con tus peludos. Compártela también con nosotros a través de wawa@kusiwawa.com

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Publicado por:

22/09/2016

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